D.S AVENDAÑO / ANDRÉS PINZÓN
Hay libros que deben construirse frase a frase, como si fuesen obras arquitectónicas. Cada detalle es parte de un programa que surge de una necesidad y termina en una ejecución. Hay otros que son como caídas vertiginosas de agua que, a medida que van fluyendo, van creando su propio cauce. Podría comparárseles a una selva intrincada con un suelo de hojas grandes que ocultan pequeños mundos de seres que crecen bajo el suelo. Así este libro. Su desenvolvimiento obedeció a una organicidad donde el plan, la estrategia y el método, no tuvieron cabida. Quizá se trate de la maleza interior que crece en el alma de cada uno de sus escritores. Este libro trae la fuerza de la espontaneidad, del caos sensacional que engendra el orden de unas frases punzantes, desgarradas y decisivas.